sábado, 23 de noviembre de 2013

''polémica el asado produce cáncer''

El asado a la parrilla y el cáncer El Profesor Carlos Sirtori, experto en la Organización Mundial, de la Salud, llamó la atención de toda Europa en febrero del año 1967, al anunciar que “la carne cocinada a la parrilla contiene Benzopirene, una sustancia de alto poder cancerígeno”.
 El Dr. Carlos Sirtori es un experimentado Cancerólogo. Está a cargo del Departamento de Anatomía Patológica en el Instituto Nacional de tumores de Milán.

 En Argentina se come mucho asado, plato que es considerado como tradicional. La carne asada a la parrilla, dice el Dr. Sirtori, alcanza en su superficie, una temperatura muy elevada que puede llegar a alrededor de 700 grados.
Esta alta temperatura produce en la carne –y en cualquier otra sustancia orgánica-, una verdadera hecatombe. Las proteínas se desnaturalizan y las grasas dan lugar a la formación de hidrocarburos, verdaderos agentes de producción de cáncer. De un kilo de carne a la parrilla, se han obtenido 6 gamas de benzopirene.
 El benzopirene es un hidrocarburo cancerígeno que actúa en la misma forma que el denso humo que se estaciona en el aire de las ciudades muy pobladas y fabriles y, como el humo del cigarrillo. Para obtener 6 gamas de benzopirene se necesitan 600 cigarrillos. La misma cantidad se obtiene con un kilo de carne asada en la parrilla.
 Las sustancias más peligrosas del asado se encuentran en la parte quemada, es decir la más expuesta al fuego. El fuego y el humo también contienen benzopirene. Esa temperatura de 700 grados produce una verdadera explosión íntima en cualquier clase de alimentos, continúa diciendo el Dr. Sirtori. La cocción en parrilla es dañina para cualquier alimento, ya se trate de pescado, queso, pan, etc. Como se ha mencionado, el humo contiene benzopirene, por lo tanto son cancerígenos todos los alimentos ahumados. Las estadísticas señalan que en países como Islandia o Japón, donde se consumen muchos alimentos ahumados, hay un alto índice de cáncer de estómago.
 El tiempo de exposición de la mucosa del estómago a la sustancia cancerígena tiene también su importancia. Están más expuestos los que comen mucho asado ó alimentos ahumados, porque al ser más lenta la digestión el tiempo de contacto también es mayor.
 Es ilusoria la pretensión de prevenir el cáncer (lo mismo podemos decir del S.I.D.A.), por medio de vacunas. Un estilo de vida saludable y una alimentación con un 50 por ciento de alimentos crudos (sin alcohol, tabaco y otros tóxicos), permiten conservar la salud de todas las células de nuestro organismo y prevenir el cáncer y el S.I.D.A. de una manera natural.
 En nuestro país y en el Uruguay el cáncer es muy frecuente porque se consume mucha carne y grasa (asado gordo, pollo, pescado, mariscos, fiambres, embutidos, salchichas, hamburguesas, etc.), que favorecen el desarrollo de tumores, según las últimas investigaciones científicas.

viernes, 22 de noviembre de 2013

''Frutos secos reducen la mortalidad''

Consumir frutos secos a menudo retrasa significativamente la mortalidad Reduce en un 29% el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular Consumir frutos secos siete veces por semana puede retrasar significativamente la mortalidad, según un estudio de investigadores afincados en Boston (EEUU). El riesgo de morir se reduce en un 29% en el caso de las enfermedades cardiovasculares y en un 11% por cáncer, según un seguimiento realizado a pacientes durante 30 años.
 Consumir un puñado de frutos secos siete veces por semana puede retrasar la mortalidad de forma significativa, según señala un estudio llevado a cabo por investigadores de varias instituciones estadounidenses.
 El trabajo, publicado esta semana en la revista New England Journal of Medicine, asegura que comer estos alimentos disminuye en un 29% el riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular y un 11% por cáncer. Además de beneficiarse de este efecto, las personas con este hábito se mantienen más delgadas. Asimismo, demuestra que los beneficios no dependen del tipo de fruto seco.
 “Tanto el consumo de los de tierra como de los procedentes de árboles tienen efectos similares en la mortalidad”, indica a SINC Ying Bao, autor principal del estudio e investigador en el Hospital Birgham de Boston.
 El equipo, integrado también por investigadores del Instituto del Cáncer Dana-Faber y de la Universidad de Harvard, ha utilizado la información sobre la dieta, estilo de vida y estado de salud de 118.962 individuos sanos. “El estudio se ha hecho con gente que no tenía antecedentes de cáncer, enfermedades cardiovasculares o infarto cuando comenzó el ensayo”, señala Bao.
 El informe se elaboró a partir de datos de 76.464 mujeres de edades comprendidas entre los 34 y los 59 años, cuya participación duró 30 años (de 1980 a 2010), y 42.498 hombres, de entre 40 y 75 años, a los que se controló durante 24 años (de 1986 y 2010).
 Tests bianuales
 Los participantes tenían que rellenar un cuestionario sobre sus hábitos alimentarios cada dos años en el que se les preguntaba cuántos frutos secos consumían en raciones de unos 28 gramos, aproximadamente el contenido de una bolsa pequeña como las que venden las máquinas expendedoras de comida. Además, los expertos llevaron a cabo búsquedas en los certificados de mortandad de los distintos estados y en el Índice de Mortalidad Nacional. “Estos controles se complementaron con informes familiares y de las autoridades –recalca Bao–. Además, un médico supervisó los certificados y registros médicos para catalogar las causas de muerte según la Clasificación Internacional de Enfermedades”.
 Para descartar otros factores que pudieran haber influido en los resultados, los autores realizaron un análisis exhaustivo de los datos. Aunque encontraron que los individuos que comían más frutos secos estaban más delgados, fumaban menos, usaban suplementos vitamínicos, tomaban más frutas y verduras y bebían menos alcohol, consiguieron aislar la relación entre los frutos secos y la mortalidad de manera independiente. Los resultados han revelado que aquellos que tomaban frutos secos menos de una vez por semana experimentaron una reducción de la mortalidad del 7%, del 11% para los que lo hacían una vez, el 13% de dos a cuatro veces, de un 15% entre cinco y seis raciones por semana y una disminución del 20% en el caso de siete o más ingestas.
 Resultados previos El Consejo Internacional para el Consumo de Frutos Secos, que ha financiado parcialmente este trabajo, es también el promotor de un estudio recientemente publicado en la revista British Journal of Cancer en el que se comprobaba, esta vez en 75.680 mujeres participantes, cómo el consumo de frutos secos disminuyó el riesgo de padecer cáncer pancreático. Además, otras investigaciones anteriores ya habían demostrado que un aumento en la ingesta de frutos secos está relacionado con un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer de colon, cálculos biliares y diverticulitits. También se ha observado una reducción de los niveles de colesterol, estrés oxidativo, inflamación, adiposidad y resistencia a la insulina.

 Referencia bibliográfica: Ying Bao, Jiali Han, Frank B. Hu,Edward L. Giovannucci, Meir J. Stampfer,Walter C. Willett y Charles S. Fuchs. Association of Nut Consumption with Total and Cause-Specific Mortality. The New England Journal of Medicine (2013). DOI: 10.1056/NEJMoa1307352.

viernes, 15 de noviembre de 2013

''Revelan el secreto de la dieta mediterránea"

El sofrito ayuda a prevenir los trastornos cardiovasculares y el cáncer
 Un estudio revela que contiene numerosas sustancias antioxidantes beneficiosas para la salud Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y del CIBERobn, en colaboración con el Hospital Clínic de Barcelona, han analizado con una técnica de espectrometría de masas de alta resolución el sofrito, típico de la dieta mediterránea.
 Han logrado establecer así que éste tiene numerosas sustancias antioxidantes beneficiosas para la salud, que ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares y el cáncer. El estudio PREvención con DIeta MEDiterránea (PREDIMED) ha demostrado recientemente la asociación entre dieta mediterránea y bajo índice de enfermedad cardiovascular.
 En el cuestionario usado de referencia se preguntaba al consumidor la frecuencia con la que tomaba verduras, pasta, arroz y otros platos acompañados con sofrito, pero nunca se habían analizado los compuestos beneficiosos de este producto. Ahora investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y el Centro de Investigación Biomédica en Red - Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) del Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con el Hospital Clínic de Barcelona, han identificado por primera vez los polifenoles y carotenoides –sustancias antioxidantes beneficiosas para la salud– que lleva el sofrito, mediante una técnica de espectrometría de masas de alta resolución. Los resultados se publican en la revista Food Chemistry y revelan la presencia de al menos 40 tipos de polifenoles.
“Estos compuestos que producen las plantas y tomamos en la dieta se asocian con una disminución de la enfermedad cardiovascular”, ha destacado a SINC Rosa María Lamuela, investigadora de la UB y responsable del trabajo.
 Otros de los compuestos bioactivos encontrados en el sofrito son los carotenoides y la vitamina C. Diversos estudios han demostrado que la ingesta de carotenoides, como el licopeno, previene el cáncer de próstata, y el consumo de alimentos ricos en beta-caroteno, ayudan a reducir la incidencia del cáncer de pulmón. Analizados 10 tipos de sofrito
 “Con un consumo diario de 120 gramos de sofrito –añadido a la pasta, por ejemplo– la ingesta de polifenoles totales es de 16 a 24 miligramos por porción y de 6 a 10 miligramos en el caso de los carotenoides”, señala Lamuela. El equipo analizó diez tipos de sofritos comerciales, “aunque los resultados son extensibles al sofrito casero, ya que, en general –y sin contar las sustancias espesantes– tienen los mismos ingredientes: tomates, cebollas, ajo y aceite”. La unión de estos alimentos suma los compuestos biosaludables que tienen cada uno por separado. Respecto al aceite, los científicos recomiendan utilizar mejor el de oliva virgen que el de girasol.
 De hecho, ahora están buscando la proporción ideal de los cuatro ingredientes, y parece que la presencia de un 10% de aceite de oliva extra virgen ofrece muy buenos resultados en las propiedades del sofrito. Los investigadores también han efectuado un análisis estadístico con los niveles de compuestos fenólicos y carotenoides encontrados en cada sofrito, lo que les ha permitido identificar marcadores que diferencian los componentes de cada marca.

 Referencia bibliográfica: Anna Vallverdú-Queralt, José Fernando Rinaldi de Alvarenga, Ramon Estruch, Rosa María Lamuela-Raventos. Bioactive compounds present in the Mediterranean sofrito. Food Chemistry (2013).

viernes, 8 de noviembre de 2013

''Contaminación ambiental igual cáncer''

La contaminación del aire es uno de los cancerígenos más dañinos La OMS encuentra relación positiva entre la polución y los tumores de pulmón y vejiga La contaminación del aire ha sido clasificada como cancerígena, además en el grupo 1 (el más dañino) por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), organismo especializado de la Organización Mundial de la Salud. Los científicos han encontrado relación positiva con el cáncer de pulmón y con el de vejiga. Ya no hay duda. Respirar aire contaminado produce, al menos potencialmente, cáncer. Así lo ha hizo público ayer la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), organismo especializado de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Después de una revisión de la literatura científica más reciente, los principales expertos del mundo –convocados por el programa de monografías de la IARC– concluyeron que existen pruebas suficientes de que la exposición a la contaminación del aire causa cáncer de pulmón. Los investigadores también observaron, informa SINC, una asociación positiva con un mayor riesgo de cáncer de vejiga. De la misma forma, el material particulado o partículas en suspensión –un componente importante de la contaminación del aire– se evaluó por separado y fue clasificado igualmente como carcinógeno para los humanos. Los resultados, que saldrán publicados el próximo 24 de octubre en la revista The Lancet Oncology, se basan en la revisión independiente de más de 1.000 artículos científicos que incluyen muestras de millones de personas realizados en los cinco continentes. "Clasificar la contaminación del aire como cancerígena para los seres humanos es un paso importante", subraya Christopher Wild, director de la IARC. "Hay maneras eficaces de reducir la contaminación del aire y, dada la magnitud de la exposición global, este informe debería enviar un mensaje contundente a la comunidad internacional para tomar medidas sin más retraso". La evaluación de los científicos reclutados por la IARC revela una relación directa entre cáncer y contaminación, es decir, que a mayor exposición a partículas y contaminación atmosférica, mayor riesgo de cáncer de pulmón. El informe presentado hoy, que sitúa al aire contaminado en el grupo 1 (carcinógeno para el ser humano) de la escala estándar de la IARC, deja claro que aunque la composición de la contaminación del aire y los niveles de exposición puede variar enormemente de un lugar a otro, estas conclusiones pueden aplicarse a todas las regiones del mundo.
Un importante problema de salud "El aire que respiramos se ha contaminado con una mezcla de sustancias que causan cáncer", subraya Kurt Straif, director de la sección de Monografías de la IARC. "Ahora sabemos que la contaminación del aire no solo es un riesgo importante para la salud en general, sino que también es una de las principales causas de muerte por cáncer debido a una causa ambiental”. No es nuevo que la contaminación del aire aumenta el riesgo de diversas enfermedades respiratorias y del corazón. Además, los estudios indican que en los últimos años los niveles de exposición han aumentado significativamente en algunas partes del mundo, sobre todo en países de rápida industrialización con grandes poblaciones. Los datos más recientes, publicados por la propia IARC, indican que solo en 2010, 223.000 muertes por cáncer de pulmón en todo el mundo se debieron a la contaminación del aire. Las principales fuentes de contaminación del aire son el transporte, la generación de energía estacionaria, las emisiones industriales y agrícolas, y las que se desprenden de la calefacción y la cocina. Por supuesto, también existen fuentes naturales para algunos contaminantes del aire.

 Referencia bibliográfica: Volumen 109 de las Monografías IARC.

martes, 5 de noviembre de 2013

''El chocolate no engorda''

Científicos de la Universidad de Granada analizan el peso de los adolescentes europeos y ven incluso que la relación es inversa Científicos de la Universidad de Granada han comprobado que la vieja creencia de que el chocolate engorda no es cierta.
 Según un estudio realizado entre adolescentes europeos, un alto consumo de chocolate se asocia a niveles más bajos de grasa total y central (abdominal), independientemente de si el sujeto practica o no actividad física y la dieta que siga. Los investigadores lo atribuyen a ciertas propiedades del chocolate, como su abundancia en flavonoides, que compensan su aporte en calorías.
Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina y la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada ha desmontado científicamente la vieja creencia de que comer chocolate engorda. En un artículo publicado esta semana en la revista Nutrition, sus autores han demostrado que un alto consumo de chocolate está asociado a niveles más bajos de grasa total (esto es, la grasa acumulada en todo su cuerpo) y central (abdominal), independientemente de si el sujeto practica o no actividad física y a la dieta que siga, entre otros factores.
 En este trabajo, informa la universidad en una nota de prensa, los científicos analizaron si un mayor consumo de chocolate se asocia con un mayor o menor índice de masa corporal, así como otros indicadores de grasa corporal total y central en los adolescentes que participaron en el estudio Helena (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence).
Se trata de un proyecto, financiado por la Unión Europea, sobre los hábitos alimentarios y el estilo de vida de los jóvenes de 9 países europeos, entre ellos España. Los resultados de este trabajo, en el que participaron 1.458 adolescentes de entre 12 y 17 años, mostraron que un mayor consumo de chocolate se asoció con niveles más bajos de grasa total y central, según lo estimado por el índice de masa corporal, el porcentaje de grasa corporal (obtenido a partir de plicometría e impedancia bioeléctrica, dos técnicas de medición) y el perímetro de cintura. Estos resultados fueron independientes del sexo, la edad, la madurez sexual, la ingesta energética total, la ingesta de grasas saturadas, fruta y verdura, el consumo de té y café, y la actividad física de los participantes.
 Como explica la autora principal de este artículo, Magdalena Cuenca García, aunque el chocolate está considerado como un alimento con un alto aporte energético (al ser rico en azúcares y grasas saturadas), “recientes estudios realizados en adultos sugieren que su consumo se asocia con un menor riesgo de trastornos cardiometabólicos”. De hecho, el chocolate es un alimento rico en flavonoides (especialmente catequinas), que proporcionan múltiples propiedades saludables: “es un gran antioxidante, anti-trombótico y anti-inflamatorio, tiene efectos anti-hipertensivos y puede ayudar a prevenir la cardiopatía isquémica”. Recientemente, otro estudio de carácter transversal desarrollado en adultos por científicos de la Universidad de California observó que una mayor frecuencia en el consumo de chocolate también se asocia con un menor índice de masa corporal. Además, estos resultados se confirmaron en un estudio longitudinal en mujeres que siguieron una dieta rica en catequinas. Este efecto podría deberse, en parte, a la influencia de las catequinas sobre la producción de cortisol y la sensibilidad a la insulina ambas, relacionados con el sobrepeso y la obesidad.
 No sólo importa el impacto calórico Los científicos de la UGR han querido ir más allá, y analizar lo que ocurre con el consumo de chocolate en una edad tan crítica como la adolescencia controlando también por otros factores que pudieran influir en el acúmulo de grasa. El estudio, además de novedoso es quizás el más amplio y mejor controlado realizado hasta la fecha, y el primero en población adolescente. Contempla un número elevado de medidas corporales, una medida objetiva de la actividad física, detallado registro dietético mediante 2 recordatorios no consecutivos de 24 horas con un programa informático basado en imágenes, y controla el posible efecto de confusión de un conjunto de variables claves. Los autores del artículo publicado en Nutrition destacan que el impacto biológico de los alimentos no debe ser evaluado sólo en términos calóricos. “Las investigaciones epidemiológicas más recientes están centrando su atención en estudiar la relación entre determinados alimentos (no sólo por su contenido calórico, también por sus componentes) y los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, incluyendo el sobrepeso o la obesidad”. Con todo, los científicos de la Universidad de Granada insisten en la necesidad de ser moderados en el consumo de chocolate.
 “En cantidades moderadas, el chocolate puede ser bueno, como ha demostrado nuestro estudio. Pero un consumo excesivo resulta, sin duda, perjudicial. Como se suele decir: demasiado de algo bueno, ya no es bueno”. Los investigadores de la UGR apuntan que sus hallazgos “tienen también importancia desde el punto de vista clínico, ya que contribuyen a entender los factores que subyacen en el control y mantenimiento del peso óptimo”.


 Referencia bibliográfica: Magdalena Cuenca-García, Jonatan R. Ruiz, Francisco B. Ortega, Manuel J. Castillo. Association between chocolate consumption and fatness in European adolescents. Nutrition (2013). DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.nut.2013.07.011.